qué hacer para dejar pasar las tres horas que el Viagra demora en hacer su mayor efecto
Quienes consumen sildenafil (la droga garomperil cuyo nombre comercial más conocido es Viagra) y quienes tienen curiosidad de hacerlo suelen ignorar un dato: aparentemente el producto alcanza su pico más alto de efecto a las tres horas de ingerido, una cuestión que puede generar penosos trastornos si uno no tiene en cuenta esa circunstancia y no toma medidas adecuadas al respecto.
El riesgo más común, claro, es concretar un levante, tomar la pastilla, rajar al telo y ver que el mejor amigo del hombre (y en ocasiones su peor enemigo) no responde a la altura (ni al ángulo) de las circunstancias o de la inversión realizada en ese Bardahl íntimo.
Otro peligro, no menos considerable, es que usted "se bandee". Es decir, que haga todo al toque, vuelva a su casa a la hora y media de haber empomado a la atorranta, y recien ahí comience a experimentar que lo llena una energía cósmica, siendo que en su casa la única persona que lo acompaña es su suegra. Guarda.
Se puede poder
Se puede poder
Por todo esto, conviene considerar los siguientes tips:
-Regule la velocidad del levante. Usted se encontró con su mina-objetivo en un bar, y su plan va más rápido de lo que esperaba. Usted se tomó la pastilla apenas diez minutos antes del encuentro, y cuando van cinco de charla ella ya está más entregada que intimación de tarjeta de crédito.
No es el momento, no capitalice de inmediato. Genere focos de enfriamiento ("me hacés acordar mucho a mi mujer, la finada"), puntos conflictivos ("¿en serio estás en contra del sacrificio de animales para honrar a Osiris?"), malentendidos deliberados ("¿cómo que yo soy el tipo que más te gusta; atrás de la matraca de cuántos estás?"). Las discusiones originadas dilatarán el tiempo y después dilatarán a su cíclope jio jio jioooo.
-No pierda de vista que el objetivo es retrasar, no arruinar. Algo para tener muy presente en el punto anterior. Usted debe lograr que la previa al telo se demore, no que se convierta en una ruptura ni que ella le parta su vaso en la jeta.
No utilice para regular los tiempos expresiones o planteos como "Güe, flor de puta debés ser si en diez minutos ya te está dejando levantar por alguien como yo", "Si me das un poco de tiempo llamo a los vagos de la oficina para averiguar cómo te gusta que te guasqueen así vamos directo a lo que te calienta" o "A mí me gustaría con la luz apagada, así cuando te tengo encima en vez de verte gorda pienso que son dos minas".
-Prevea la posibilidad de que ella no siga el juego. Si a todas las provocaciones suyas ella responde con monosílabos y buen ánimo, demostrando que no le importa nada más que la empomación inmediata, tenga recursos a mano.
Por ejemplo, dígale "¿te prendés?" mientras saca un tablero de ajedrez y acomoda las fichas entre la cerveza y los maníes de la mesita, o dígale, con tono romántico, "te quiero leer algo", y arranque de la página uno: "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero..."
-Consiga la complicidad del mozo. Usted ya intentó todo y apenas ganó veinte minutos de demora. Llame al mozo y pídale una tira de asado para usted y otra para ella. "No, jefe son las cinco de la tarde, a la parrilla la abrimos después", le contestan. "Está bien, espero", responda.
-No haga fácil el trayecto hasta el auto. Entre pitos y flautas (es una metáfora, che) usted ganó tres cuartos de hora. En el camino hacia su vehículo, interésese por cada vidriera que encuentre en el trayecto. Y si eso lo obliga a entrar a un bazar a preguntar precios de ollas Essen, hágalo, quélevamocer.
-Lentifique el ingreso al telo. Después de todo lo anterior, todavía le falta una hora para que la cosa rinda (y el coso también ji ji ji). No entre al motel, hágase el boludo, el que no domina el tema, y si va a alguno de la ruta, bájese en la banquina de acceso y golpee las manos esperando que salgan a atenderlo. De vez en cuando, como para que ella oiga, diga "la puta, ¿estos boludos no abren hoy o qué?"
-Manotazo de ahogado. Tiene tanta mala suerte que el encargado del telo sale, le dice que puede pasar con el auto, ya está con ella en la habitación, y empieza el franeleo. Cuando llega la hora de la verdad, frénela con un "¿Pero cómo, no vamos a rezar antes?"
En fin, algo de todo esto tiene que servir, siquiera para paliar los efectos de un apresuramiento inconveniente. Y ojo: cuando se cumplan las tres horas, hay que arreglar todo de manera urgente. Aclarar los malentendidos, tirar a la mierda los peones y los alfiles, dejar al mozo pagando con el carboncito recién encendido, agarrar a la tipa del brazo y llevarla urgente al auto para salir arando hacia el albergue.
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